Para que CodePlex no nos sorprenda
por Richard StallmanMuchos en nuestra comunidad sospechamos de la fundación CodePlex. Con su buró de directores dominado por empleados y ex-empleados de Microsoft, más el apologista Miguel de Icaza, hay bastantes razones para estar alerta con esa organización. Aún así, no podemos tener la certeza de que sus acciones serán malas.
Algún día podremos juzgar a la organización por sus acciones (incluyendo sus relaciones públicas). Hoy solo podemos especular, basados en sus propias declaraciones y las de Microsoft.
Lo primero que vemos es que la organización elude la cuestión de la libertad de los usuarios, usan el término «código abierto» y no hablan de «software libre». Estos dos términos implican filosofías diferentes que están basadas en valores distintos: los valores del software libre son la libertad y solidaridad social, mientras que el código abierto sólo cita valores prácticos como el software potente, o confiable. Véase Por qué el «código abierto» pierde de vista lo esencial del software libre para una explicación más amplia.
Evidentemente Microsoft prefiere hacer frente compitiendo en la práctica con el código abierto, en lugar de hacerlo con la crítica ética del movimiento de software libre. Su vieja práctica de criticar sólo el «código abierto» hace doble trabajo: ataca un oponente mientras distrae la atención del otro.
CodePlex sigue la misma práctica. Su objetivo declarado es convencer a las «compañías de software comercial» de contribuir más al «código abierto». Como casi todos los programas de código abierto también son software libre, éstos programas probablemente serán libres, pero la filosofía del «código abierto» no enseña a los desarrolladores a defender su libertad. Los desarrolladores podrían sucumbir ante las tretas de Microsoft, incitándolos a usar licencias más débiles que son vulnerables a «adoptar y extender» o asimilándolos mediante de patentes, para hacer que el software dependa de plataformas privativas.
Esta fundación no es el primer proyecto de Microsoft en portar el nombre «CodePlex». Hay un codeplex.com, un sitio de alojamiento de proyectos cuya lista de licencias permitidas excluyen la tercera versión de la GPL de GNU. Quizá esto refleja el hecho de que la 3ª versión de la GPL está diseñada para proteger la libertad de los programas de la subversión por patentes de Microsoft, mediante pactos como el de Novell y Microsoft. No sabemos si la fundación CodePlex intentará desalentar el uso de la 3ª versión de la GPL, pero encajaría en el patrón de Microsoft.
El término «compañías de software comercial» lleva a una confusión extraña: todo negocio es por definición comercial, de modo que todo el software desarrollado por un negocio, ya sea de software libre o privativo, es automáticamente software comercial. Hay una confusión extendida entre «software comercial» y «software privativo». (Véase Palabras y frases a evitar (o usar con cautela)).
Ésta confusión es un problema serio porque argumenta falsamente que es imposible hacer negocios con el software libre, y que ésas contribuciones comerciales son bastante útiles. Quizá Microsoft quiere que la gente asuma que esto es imposible.
Basado en éstos hechos podemos ver que CodePlex va a incitar a los desarrolladores a no preocuparse por la libertad. Sutilmente diseminará la idea de que el negocio con software libre es imposible sin la ayuda de una compañía de software privativo como Microsoft. No obstante, podría convencer a algunas compañías de software privativo de que liberen software libre adicional. ¿Sería eso una contribución a la libertad de los usuarios?.
Lo sería si el software contribuido trabajase bien en entornos libres, pero esto es lo contrario de lo que Microsoft busca conseguir.
Sam Ramji, ahora presidente de CodePlex, dijo hace unos meses que Microsoft, entonces su empleador, quería promover el desarrollo de aplicaciones libres que animaran a usar Windows de Microsoft [en inglés]). Quizá el propósito de CodePlex sea sobornar a los desarrolladores de software libre para que usen Windows como su plataforma principal. Muchos de los proyectos alojados actualmente en codeplex.com son complementos para programas privativos. Estos programas están atrapados en algo similar a la antigua trampa de Java).
Sería dañino si surge efecto, ya que un programa que no se ejecute (o no lo haga bien) en el mundo libre no contribuye a nuestra libertad. Un programa que no es libre quita la libertad a los usuarios. Para evitar ser dañados de esta manera tenemos que rechazar las plataformas privativas, así como las aplicaciones privativas. Los complementos libres de CodePlex para programas privativos incrementan la dependencia social en esas plataformas. Justo lo contrario de lo que necesitamos.
¿Resistirán los desarrolladores de software libre este intento de deshacer nuestro progreso en pro de la libertad?. Sus valores son cruciales. Los programadores que se adhieran a la filosofía del «código abierto», que no valora la libertad, podrían no importarles si sus usuarios usan su programa en un sistema operativo libre o privativo. En cambio, aquellos que exigen libertad para si mismos y para los demás podrán reconocer la trampa y mantenerse lejos de ella. Para mantenernos libres debemos hacer de la libertad nuestro objetivo.
Si la fundación CodePlex quiere ser un colaborador real de la comunidad del software libre no debe fomentar complementos a paquetes que no sean libres. Tiene que alentar el desarrollo de software portable capaz de ejecutarse en plataformas libres basadas en GNU/Linux y otros sistemas operativos libres. Si intentara seducirnos para lo contrario, debemos asegurarnos de rechazarlo.
Ya sean las acciones de la Fundación CodePlex buenas o malas, no debemos aceptarlas como una excusa a las agresiones de Microsoft contra nuestra comunidad. Desde sus recientes intentos de vender patentes a trolls1intermediarios , quienes hacen el trabajo sucio contra GNU/Linux, hasta su larga promoción del sistema de gestión digital de restricciones [o DRM, por sus siglas en inglés]; Microsoft continua dañándonos. Seríamos imbéciles si dejásemos que algo nos distrajera de eso.