Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información
por Richard StallmanEn la CMSI (WSIS), en un clima de supresión de la protesta, el marcador es 0-0.
El supuesto propósito de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (CMSI) es formular planes para terminar con la «brecha digital» y hacer que Internet sea más accesible en todo el mundo. Las negociaciones concluyeron en noviembre, por lo que el gran encuentro oficial de la semana pasada en Ginebra fue, más que una verdadera cumbre, una exhibición comercial.
Los procedimientos de la cumbre se diseñaron de tal manera que las organizaciones no gubernamentales (sobre todo aquellas que promueven los derechos humanos y la igualdad y que trabajan para reducir la pobreza) pudieran asistir, escuchar los discursos y opinar. Sin embargo, en la declaración final se prestó muy poca atención a las opiniones y recomendaciones que hicieron estas organizaciones. En la práctica, se ofreció a la sociedad civil la oportunidad de hablar con un micrófono desconectado.
La declaración de la cumbre incluye muy pocas cosas nuevas o significativas. Cuando surge la pregunta de qué se podrá hacer libremente con Internet, dicha declaración responde a las demandas de varios Gobiernos para imponer restricciones a los ciudadanos del ciberespacio.
Parte del problema de la brecha digital proviene de obstáculos artificiales para el intercambio de información, incluidas las licencias de software privativo y las leyes de copyright que imponen restricciones perjudiciales. La delegación brasileña pidió medidas para promover el software libre, pero la delegación estadounidense se mantuvo firmemente en contra (recuerde que la campaña de Bush recibió dinero de Microsoft). El resultado fue algo así como un empate, ya que la declaración final presenta el software libre, el software de código abierto y el software privativo como igualmente legítimos. Además, Estados Unidos insistió en elogiar los llamados «derechos de propiedad intelectual». Este término tendencioso promueve una generalización excesiva y simplista y debe evitarse siempre, en pro de un pensamiento claro en materia de legislación sobre copyright y en la muy distinta cuestión de la legislación de patentes.
La declaración pide a los gobiernos que aseguren un ingreso sin obstáculos de las obras al dominio público, pero no dice nada acerca de la posibilidad de que más obras puedan incorporarse al dominio público.
Se dijo que se apoyaban los derechos humanos, pero en realidad varios países echaron por tierra la propuesta en pro del «derecho a la comunicación» (no solamente a acceder a la información) a través de Internet. La cumbre ha sido criticada por establecer su sede del 2005 en Túnez, país que ofrece un gran ejemplo de lo que no debe hacer la sociedad de la información. Se ha encarcelado a personas en Túnez por usar Internet para criticar al Gobierno.
La supresión de la crítica también ha sido evidente aquí en la cumbre. Estaba prevista una cumbre alternativa, en realidad una serie de conferencias y discusiones, para el martes pasado, pero la policía de Ginebra, buscando cualquier pretexto, la clausuró. Primero afirmaron que el dueño del edificio no había dado permiso para usar el espacio, pero el arrendatario, que tenía un contrato de alquiler a largo plazo, llegó y dijo que él había autorizado el evento. Entonces la policía alegó un incumplimiento de la normativa contra incendios que, según me dijeron, es aplicable a la mayoría de los edificios de Ginebra. En la práctica, una excusa multiusos para poder clausurar cualquier cosa. La cobertura de prensa que tuvo esta maniobra obligó finalmente al ayuntamiento a autorizar la celebración de la cumbre alternativa en un lugar distinto, el miércoles.
En un acto menor de censura, la moderadora de la mesa oficial en la que yo hablé me dijo que el tiempo se había acabado mucho antes de los tres minutos que cada participante supuestamente tenía. Más tarde hizo lo mismo con el representante del EPIC. Después me enteré de que trabajaba para la Cámara Internacional de Comercio, así que no sorprende que nos silenciara. Cuán revelador es el hecho de que pusieran a un representante de ese organismo en el puesto de mando cuando nosotros hablábamos.
Algo que también puso en evidencia la represión fue el hecho de que se excluyó de la participación en la cumbre a varias ONG cuyo punto de vista acerca de los derechos humanos podría haber incomodado a los Gobiernos que los pisotean. Por ejemplo, la cumbre se negó a autorizar la participación de «Derechos Humanos En China», un grupo que critica al Gobierno chino por (entre otras cosas) la censura en Internet.
También se excluyó de la cumbre a Reporteros Sin Fronteras. Para dar a conocer su exclusión y despertar las conciencias acerca de la censura en Internet en varios países, montaron una estación de radio no autorizada en la cercana Francia y repartieron transistores para que los asistentes a la cumbre pudieran escuchar lo que dicha organización no pudo decir en la cumbre misma a causa del bloqueo.
Puede que la cumbre tenga algunos efectos secundarios útiles. Por ejemplo, varias personas se unieron para proyectar una organización que ayude a otras organizaciónes en África a migrar a GNU/Linux. Pero la cumbre no hizo nada para apoyar esta actividad más allá de darnos la oportunidad de reunirnos, ni creo que tuviera la intención de apoyar algo así. La actitud general de la cumbre puede verse en el hecho de que invitaron a Microsoft a hablar junto a la mayoría de los Gobiernos participantes, y antes de ellos, tratando de darle a esa corporación criminal el prestigio de un Estado.
Este artículo se publicó por primera vez en NewsForge.